jueves, 23 de octubre de 2008

Cuarta Entrega - Street Art - Poeta, el poder de los graffitis

En una mezcla de pasión y orgullo, Cristian Riffel, de 24 años, se presenta artísticamente como Poeta. Su seudónimo es una marca indeleble en las paredes de su barrio: Villa Ballester, pero también de San Martín y de Capital Federal.
Además de aerosol, trabaja en acrílico, óleo y acuarela. 
Es reconocido por sus pares como uno de los mejores del país, hasta el punto que Red Bull se fijó en él como el artista callejero local que acompañe a la marca en sus eventos. Por eso, el último fin de semana dictó un taller a estudiantes de publicidad dónde les enseñó a intervenir tablas de skate.
Su habitación está pintada de un penetrante rojo frambuesa. En un tablero tiene pegados bocetos de dibujos que sueña algún día exponer. Mientras se predispone a mostrarnos su mundo, Cristian pone a sonar un sereno reggae de fondo.
-¿Cómo empezaste?
-Hasta los 17 corría en mountain bike, trataba de estar la mayor parte del día sobre la bici, era (y soy) muy callejero. Después comencé a dibujar más y más, hasta que conocí un compañero de la secundaria, un gallego, que pintaba graffitis, y ahí largué la bici y empecé a pintar. En una etapa creaba extrañas caras sonrientes que algunos vecinos calificaban de siniestra.
-Las caras repetidas por la ciudad hace que la gente se pregunte quien sos 
- Fueron cuatro meses de locura: salir a la noche en bici a pintar. Quería que las personas se choquen con mis dibujos y les genere intriga. Aunque Ballester esta llena de pibes que solo hacen aerosol, mucho bombing y letras. Poca búsqueda, pocos stenciles grossos. 
-¿Te quejas de una moda del street art?
- Está todo desvirtuado, porque hay muchos nenes que en vez de preocuparse por ganar calidad u originalidad, llaman la atención arruinando paredes o escribiendo encima de algo mío, o de otros. Desconocen los códigos. Y es algo que la gente toma como vandalismo. 
-¿Cómo logran originalidad?
-Tienen que tener vocación, colgarse a dibujar cuatro horas diarias, en búsqueda del perfeccionamiento y así van a encontrar otras vetas. Quieren los frutos pero no esperan el tiempo necesario para lograrlos. Mi estilo lo saqué de mí, gracias a un trabajo interior, mucha reflexión y meditación.
-Por tu trabajo con Red Bull ¿No tenés miedo que los intereses publicitarios se “traguen” el street art?
-Ahora hay chicos que hicieron su carrera universitaria y están en la calle pintando frente a las productoras de Palermo para que les den bola. Pero estamos quienes pintamos para la gente por amor sin nada a cambio. No le debo nada a lo comercial, quiero ser artista con orígenes en la calle y el graffiti. Por eso lo más importante no es el final, es el camino.


Lucas Castro / brillans2007@yahoo.com.ar

No hay comentarios: